miércoles, 30 de noviembre de 2011

La homosexualidad


Hoy en el programa 6-7-8, que veo cada vez que puedo, en uno de los tramos se trató un tema del que hace rato que quería expresarme: la discriminación hacia las distintas formas de la sexualidad.

En este programa se mostró cómo Susana Giménez, en un tramo cómico de su espectáculo, se expresó diciendo que ella prefería la muerte antes que mantener una relación homosexual, lo que fue criticado de una u otra forma por el panel de 6-7-8. Con distintos argumentos, la mayoría desde el punto de vista de que su actitud no se correspondía a la cultura que se busca instalar en el país. Otros integrantes del panel opinaron que, dado que sus expresiones fueron dadas en el contexto de la comicidad... Otros, que en toda expresión de humor debe haber una víctima de la cual reírse...

Lo cierto es que Susana Giménez no expresó una crítica hacia la homosexualidad ni hacia los derechos de los homosexuales, sino sólo que ella rechazaba, en forma personal, el tener una relación con otra mujer (¡Qué asco!... -dijo)

¿Qué es lo que se le puede criticar a una persona que dice públicamente que es heterosexual y no tiene ningún interés en cambiar? ¿Es obligación ser homosexual o, al menos, abrirse a la posibilidad futura de serlo?

Una cosa es aceptar sin prejuicios que dos personas de mismo sexo puedan amarse y armar su vida juntas (o no) y otra muy distinta es censurar a quien se manifiesta abiertamente heterosexual. No debemos confundir el respeto a las decisiones de otras personas sobre su vida particular, e incluso la legalización de los matrimonios homosexuales, con la promoción de la homosexualidad como meta a alcanzar por el resto de la sociedad.

Yo sé que a quienes desean una drástica reducción de la natalidad para disminuir la población mundial esa situación les vendría de perlas... Pero, hasta ahora, su método más eficiente seguirán siendo las guerras.